Catrin Welz Stein
Porque sabía desde la lóbrega oquedad,
Porque sabía desde la lóbrega oquedad,
que sería redimida en el líquido abismal de tus ojos,
la negra esfera de la sombra
brilla ahora para mí
y el melifluo sabor del fruto oscuro
me detiene el tiempo
solo para volver a sentir,
Cálido letargo en la roca,
el alma del invierno en tu pecho de almendras,
tu nieve envuelta de fricciones leñosas,
suave agitación de la hojarasca ceniza.
Porque podía escuchar tu voz esquiva,
esa fetal convulsión de la piel herida,
secreta apelación que invoca
una libertad tantas veces vencida,
la furia sediciosa de todos los vientos psicópatas.
Fugaz intersticio…
Inofensivo el secuestro de la saliva,
tu alma inocente que me lesiona sin malicia,
con el amor lunático
y sus profundas rasguñaduras.
Pétalos negros mis secos ojos mojan
aprendo a oírte desde la lejanía,
busco la lividez de tu boca
el aroma de tus manos
que al contacto me erotiza.
Nadie podría saber
que de inofensivos silencios me alimentaría
simplemente por explorar las grietas
de tu alma viva.
Este era el llamado
que en el útero de la verdad regresa
porque se me revela encantadora
tu tiranía.
***Huella del aire***
29-03-2015
2 comentarios:
hola amiga que lindo poema la verdad me da gusto volver aleerte en tu blog te mando un abrazo besos
Gracias Martín, qué lindo que siempre estés conmigo leyendo los poemas. Te aprecio mucho. Gracias por cobijar el poema y cuidarlo.
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