Después de ver “El
niño con el piyama a rayas”.
Dulce destino la
tácita fuerza de la coincidencia,
la amistad y su ternura
y lo real de su esencia.
Capaz de subsistir ante la oscuridad que la rodea,
en presencias de
muerte que por la vida navegan.
La ansiedad de la aventura con simpatía llama,
profesando feliz el
tiempo, que con esperanza aclama.
por sobre la voraz agonía del que muerte implora,
extendiendo sus redes
de corrupción villana.
¡Benditas las razones salvadas de una cordura nefasta!
¡Las ingenuas travesuras que los sueños despiertan!
Aun si alrededor la
muerte siniestra se imponga,
secuestrándose la
vida que con gemidos implora.
¡Benditas las dulces palabras que cariño rozan!
¡Las incontables
fantasías que ilusiones derrochan!
No importa ya que la muerte sacie enloquecida su hambre,
si la eternidad del amor con la amistad se forja.
Huella, Daily Jara ©
04-08-2012