jueves, 14 de marzo de 2013

Dulce atadura

                                                               A Paul, mi esposo.
 

Te amo...
Miro tus ojos, y me pierdo en la eternidad de tus caricias,
Tu paz absoluta impregnada de armonías y fragancias,
Eres tan bueno,  tu piel tan frágil serena mi alma,
me hace mártir errabunda de tus inmortales sueños.

Tus palabras secuestran la oscuridad estigmatizada en mi alma,
opacan mi aura sangrante que por ti se reconstituye y mira sin vergüenza. 

Te amo...
 A tu lado todo es razón verdadera,
no existen fugas, ni viajes  sombríos a la muerte,
tampoco vigilias esperando la tormenta.
Haces crecer en mí las semillas de la vida,
y todo a tu paso es  color desplazado en la nube de  primavera.

Nunca podría disipar el vestigio tangible de tu presencia,
esa loca necesidad de abrazarte y retenerte,
anhelar que me beses,   y a tu contacto, resucitar mis pocas fuerzas.

Así eres para mi,
Un ídolo santo al que adoro con demencia,
Un vigilante victorioso escudándome de los dardos de la vida,
un caballero eternizado, en los albores de mi mítica conciencia.

Y te amo cada día más,
Como si se me acabase a cada segundo el aire,
como si de un suspiro alguien sentenciase la realidad de la muerte,
Como si se abriesen innumerables flores sobre algún campo de batalla,
anunciando la vida que viene por delante.

 Huella©
15-03-2013


4 comentarios:

Anónimo dijo...

(...)Brilla con luz propia sus esencias de mujer, qué honor para un hombre tener su amistad y gloria para aquél que cosquistó su corazón...Agradecido yo, que me ha permitido leer tanta dulzura en una sola voz...
Es un regalo conocer esa dulce y tierna mujer que entrega su vida, su alma y corazón en cada palabras que dibujan sus ojos decorando con ellas los renglores de su historia...
Gracias por sonreir...
Un saludo.

Daily Jara dijo...

Me lee usted tan bien el corazón...al contacto con el amor todo es tan dulce y hermoso, aun esa oscuridad que nos consume agoniza con su fuerza. Gracias otra vez por su cariño en las palabras.

Anónimo dijo...

Es tan hermosa la atadura que proporciona el amor... Tanto que nada es comparable, se siente desde el último poro de la piel, del alma, del corazón y todo se magnifica. Qué dulce es sentirse enamorado, y desde luego qué hermoso lo has plasmado en tu poesía.

Besitos!

Anónimo dijo...

(...) La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar...yo espero leer de nuevo esos cánticos que de su corazón brotan para en galanar cualquier momento de su exquisita estancia...
Un saludo.