Ráfagas de silencio

Ráfagas  de silencio  dormitan en los espacios lúgubres del lago,
Una libélula solitaria busca consuelo en la profundidad de  una gota de agua.
Dialogan los árboles el motivo de la ausencia
y  el pantano gime con ansias una presencia.
¿A qué tímidos rastrojos evocan las hojas una respiración?
¿A qué luna se pide el silencio en el bautismo
de  los  suspiros extraviados?

Una fuerza piadosa estremece a  las rocas,
la libélula enloquecida se viste de agua
y finge ser crisálida en las sombras.
Todo en la tierra tiembla  el vacío,
los ecos dormidos salen  lentamente de las cavernas.
¿A quién dan su belleza las rosas marchitas por la hiel del viento?
¿A quién pertenece la arena desterrada a la brisa de la madrugada?

El silencio...
Funge en el corazón más profundo del bosque,
y quien lo entienda ha de ser propicio para enfermarse deliciosamente de vida.
Se herirá con la espina de sus misterios,
Y ofuscará su  desvarío con la luz chirriante de las luciérnagas noctámbulas

El silencio...
Impenetrable  energía del que penden campanas celestiales,
gravitando en movimiento con la suave agonía del destierro.
¿A qué almas se ruegan el reposo cuando la eternidad
huye por el camino de las flores desfigurando   la negrura de los cielos?
Sea envuelta la ausencia con el calor humano,
Sea  el soplo de la palabra el renacer inquieto que quiebre toda espera,
donde la ignorancia se quebrante con la contemplación de la vida.
Volviendo al origen donde  todo empieza...
para transitar su éxodo hacia la inexistencia.


Huella
24-06-2013