martes, 13 de agosto de 2013

Cosmos poético


                                                                  A un amigo que nunca olvidaré...

Te escucho...
veo la luz avioletada  que miras,
es tan dulce  y fugaz a la vez.
De ella,  huyen palabras humedecidas de melancolía,
huérfanas sensaciones que quiero cobijar como amiga. 


¿Cómo decirte? ¿Cómo hacer que me escuches sin herirte?
El vacío del espacio sucumbe ante el miedo de tu respuesta,
el olvido de una muerte repetida otra vez en esta noche vacía.


En verdad quiero con la palabra alcanzar tus espacios sin tiempo,
enjuagar con  versos esa agonía helada que habita en el universo,
haciendo resplandecer estrellas  nuevas desde tus agujeros negros.
Pero no sé... 

a veces como ceniza mineral te lleva el viento,
después de todo, eres solitario viajero que no sigue una órbita,
y yo alguien que desde el planeta de  atrás  bosqueja en el aire sus lamentosos ecos. 

Déjame ser tu amiga...
me he acostumbrado tanto al vacío que habitas,
al silencio del espacio en que todos gritan.
¿Y cómo podré huir?
Hay todavía tantas estrellas avioletadas,
y aunque una a una vayan muriendo,
serán polvo asesino en mi atormentada conciencia.


Huella
10-07-2012 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

(...)Mujer, el cielo premió al que te conoce..,eres caricia y en sus noches, cálido abrazo...Toda la noche es corta para soñar y viajar entre alfombras violetas buscando los sueños sin querer despertar...
Los manjares de tu mesa hacen el gusto y contagia mi esencia, perdí el usted por el tu.., aquí llego con remanso de paz y olores celestiales.
Un saludo.

Anónimo dijo...

(...)Sus amigos deben sertirse privilegiados al tener una amiga como usted...¡Felicidades!
Un saludo.

© Daily Jara dijo...

Amigo Anónimo, gracias por seguir fiel al blog. En estos días he estado metida en algunas actividades que me absorvieron algo de tiempo y no pude cuidar del blog Aún así aprecio que siempre esté usted como un caminante solitario cuidando aquí de mi orilla...Siento que no he dejado huérfano este sitio, hay siempre calor humano aquí.
Abrazo fuerte...