domingo, 17 de agosto de 2014

Ceniza de luz

 Óleo de Robert Dowling

Era este soplo en el instante
un aguijón en mi alma que me hiere
con la dulce toxina de tu presencia.
La voz de la noche en tu esencia de poeta,
la frágil caricia
albergada en la insolente
expectación del silencio.

No dejo de pensar en ti,
en cada hueso de tu esqueleto sensible,
en tus venas de vidrio
que celan el amor como pieza de museo.

Si supieras cuánto te extraño…

Cuánto la vida anhela
que te rodeen mis manos.
Delirio fractal
en la secuencia indescifrable
de nuestro dolorido caos.

Áspero arrebato,
estremecimiento que
me pulveriza con lágrimas
de orquídeas y violetas.

Me quedo solo pensando, anhelando…

Abrazando mi corazón
para que no se haga de agua.

Pero te siento,
imposible no impregnarme de tu aliento…
Percibo en el aire tus señales desiertas,
las drago en mi ser,
para que me hablen de tus sentimientos.
Quizás con mis gemidos
pueda difuminar sus sellos.
Esas marcas absurdas
que nos sentencian
a ser estatuas de miedo.

¡Oh, ternura del viento,
no te despedaces!
Ceniza de luz,
que entibia mi esperanza
llueve sobre él 

para que no se vaya.


***Huella del aire***

18-08-2014


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