lunes, 29 de septiembre de 2014

Coleopmida




Mundo de los escarabajos

Avanzan los escarabajos
impregnados de cera nacárea,
escamas de estiércol cubren sus cuerpos perlados,
nervios muertos de piedras calcáreas
barro de hollín y antracitas de grasas.
La madera leñosa es andrajo arbolario,
brinda resina de frutas,
y un agujero embrionario.

Allí van las huestes con pinzas,
friccionándose con filos que eclipsan,
lubricación de arenas necrofílicas
vegetales negros, delicias de Coleopmida.
Van devorando del aire sus gases,
mirando con ojos que expulsan su orina,
abono que plaga la tierra de vida,
vómito energético de sus audaces mandíbulas.

Coleopmida es una tundra
de amorfas burbujas negras,
las bárbaras coleópteras danzan despacio sobre ellas.
Sus hebras ásperas y cerdosas se enredan,
crujen los carbones subrepticios de la tierra.
Equilibrio magistral sobre el útero de arena
movimientos raspadores
que se funden y se quiebran.
Punzan las patas los barros pulposos
el movimiento rotativo
hace crecer las setas.

Coleopmida es un refugio de prehistóricas eras,
conocen su esencia
las cornudas reinas micófagas.
El licor de los árboles
los recubre y renueva.
Humedecen los vapores
sus tibias membranas rastreras.

El suelo se agita, las púas se tensan
las ninfas devoran el gluten de arena.

***Huella del aire***
29-04-2014

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