sábado, 6 de septiembre de 2014

Esqueleto de tinta

Óleo de Christian Schloe

La noche me rasga con ortigas
que caen de los cielos.
Nadie me dijo hoy que el silencio
vendría ebrio reinventando sus
brazos carbonizados con la boca del miedo.
Mi mente ha olvidado la presencia,
es una mirada detenida
sobre la rasgadura
de una puerta que vuela.

Hay figuras del olvido
merodeando desiertas,
las observo huyendo
desde mis pensamientos.
Una mariposa se suspende
sobre la piel de la niebla.
La atrae mi cuerpo
para distraerme en ella.
La noche vino a expiar
sus últimas estrellas,
las fueron secuestrando
unas azules cigüeñas.

La soledad huele
a salobre desprecio.
A pulsaciones lejanas,
e incontinentes pensamientos.
Cáscara de la oscuridad
que envuelve mi húmedo aliento.
Espirales de polvo
adhiriéndose a mis cabellos.

La noche tiene
el vestido del aire.
Zarandean sus pies descalzos
moviendo las esferas.
Yo en el instante del ruego,
un esqueleto de tinta
esmaltado por la inercia.

***Huella del aire***

05-09-2014

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La soledad y la ausencia pueden llegar a crear un vacío del alma y el corazón que no siempre son posibles de recuperar. Somos meros observadores de los sentimientos y las sensaciones, pero para mí es una forma magnífica la tuya de expresar ese vacío.

Besitos!!!

Daily Jara dijo...

Gracias amiga, mi alma siempre se cobija en el amor de la naturaleza cuando se siente vacía. Es un escudo poderoso para redimir esa soledad.
Un abrazo.